Este sábado día 9 de junio, a partir de las 18.30
horas, se inauguró “Adolfo Jarreta Cuartero. Maestro del fuego”, una exposición
sobre el legado del que fuera uno de los artistas de la forja más laureados y
prolíficos del siglo XX en Aragón y en nuestro país. Adolfo Jarreta Cuartero,
natural de una pequeña localidad zaragozana, Pozuelo de Aragón, llegó a
Albarracín en 1958 para cubrir la vacante de herrero, y aquí desarrolló toda su
obra y consolidó su trayectoria, participando en numerosas exposiciones de
artesanía de las que obtuvo destacados reconocimientos, incluido un Premio
Nacional – Medalla de Oro en 1971.
La
selección de obras en forja de la colección de más de un centenar de piezas
artísticas realizadas a lo largo de la vida de Adolfo Jarreta, a través de las
cuales se puede conocer su vinculación con la tradición, la naturaleza y la
temática religiosa. La muestra se irá renovando para, en tres fases, mostrar la
mayor parte de las piezas de las que consta la colección, atendiendo a: figura
humana; animales, mitología y objetos.
Allí estuvimos en la inauguración un
grupo de artesanos, artistas o forjadores acompañando a Hector, nieto de
Jarreta que nos une la pasión por las cosas bien hechas y concretamente todo lo
que rodea a la forja del hierro, algo que parece que se pierde y cuesta tanto
aprender y difícil de transmitir.
Fue Carmen Martínez , comisaria de esta
muestra, quien dijo que sus habilidades las adquirió de forma autodidacta. Su marca y la pasión por su trabajo no deben obviarse a la
hora de interpretar y valorar su producción artística, ante la que es difícil
mantenerse impasible. En esta exposición se pone en valor su modernidad y cómo,
desde su taller, contribuyó al arte de forjar el hierro sin una funcionalidad
técnica explícita.
Aunque en un paseo por la calles
y casas de Albarracín, podemos disfrutar hoy de muchos de los trabajos y
encargos que Jarreta realizó por su tradicional labor, y sabemos que su arte
también viajó a otras provincias y otros países del mundo, la selección de las
piezas que podemos ver ahora en el museo, forman parte de una colección que
supera el centenar de obras de las que nunca se separó a lo largo de su vida, y
que gracias a la conservación de su familia, nos permiten conocer su
trayectoria y su vinculación con la tradición, la naturaleza y la temática
religiosa. Siguiendo el esquema elaborado por su comisaria, esta primera parte
enfatiza en la figura humana de la colección, para atender, más adelante, otros
temas como los animales, bestiario, mitología y los objetos, dado que su obra
pasa a ser gestionada por la Fundación, al ser cedida por su familia
responsable.
La exposición se podrá visitar en el
Museo de Albarracín, del 9 de junio al 31 de diciembre de 2018.
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