sábado, 24 de septiembre de 2016

La reja modernista de la Catedral de Teruel luce con todo su esplendor tras su restauración


Cuando el maestro forjador Matías Abad hizo la reja modernista de la Catedral de Teruel, al parecer a partir de una anterior del interior del templo, para culminar la fachada neomudéjar del arquitecto Pablo Monguió no podría imaginarse que poco más de un siglo después volvería a lucir en todo su esplendor. Las manos de los restauradores de la Fundación Santa María de Albarracín han hecho posible que estos hierros rejuvenezcan y se asemejen a cómo eran en 1910.
Los trabajos de recuperación han finalizado hace 2 semanas después de dos meses, solucionando el grave deterioro que sufría la forja como consecuencia de la corrosión y el óxido causados por la acción del agua, que han llegado a agujerear algunos de los elementos decorativos de menor grosor.
 La intervención está incluida en la actuación global que se está llevando en las fachadas del principal templo de la ciudad con cargo al Fondo de Inversiones de Teruel, y que también finalizan esta semana.


La intervención en la reja estaba presupuestada en 28.000 euros y desde el pasado mes de julio están trabajando entre cuatro y cinco restauradores que se han empleado a conciencia para deshacer a la reja del peso del tiempo que tanto le han perjudicado.
De la estructura de esta reja destacó el paño principal que tiene dos cuerpos, el central casi del tamaño de la misma puerta y los dos laterales que amarran el principal hacia los muros. Con calles repartidas en varios tramos y la decoración vegetal que preside la reja en el remate.
Entre los hallazgos de esta intervención están unos hierros más antiguos que el resto y que vienen a demostrar el reaprovechamiento de una reja anterior, del siglo XV, que se encontraban en el interior del templo hasta que Matías Abad los cogió como base para esta reja modernista.
      Empezaron eliminando la pintura que estaba muy degradada, porque con el paso del tiempo se desconcha y pierde adherencia a la reja y es importante eliminarla para que quede limpia. Se procedió después a   aplicar conversores de óxido para recuperar el hierro e inhibidores de corrosión, una capa fina protectora y transparente que evita que el metal siga degradándose. El acabado de la reja ha  cambiado de color, ya que da el tono negro grafito original del hierro, frente al gris oscuro azulado que le daba la pintura antióxido aplicada hace algo más de una década.
 

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