viernes, 26 de agosto de 2016

Los humos en la soldadura y sus riesgos


     El vapor de la soldadura es una mezcla de partículas muy finas y gases, con muchas sustancias como el cromo, níquel, arsénico, asbesto, manganeso, sílice, berilio, cadmio, óxidos de nitrógeno, fosgeno, acroleína, compuestos de flúor, monóxido de carbono, cobalto, cobre, plomo, ozono o selenio que pueden ser sumamente tóxicas. Generalmente los vapores y gases de la soldadura vienen de: El material base, los revestimientos y pinturas, gases empleados y reacciones químicas con los rayos ultravioletas.
 Los componentes  del vapor de la soldadura pueden afectar casi cualquier parte del cuerpo, incluyendo los pulmones, corazón, riñones y sistema nervioso central. La exposición al humo de la soldadura puede tener efectos a corto y largo plazo.



Efectos sobre la salud a corto plazo (agudos) 
   La exposición a gases metálicos (tales como zinc, magnesio, cobre, y óxido de cobre) puede causar fiebre de gas metálico. Los síntomas de la fiebre de gas metálico pueden ocurrir 4 a 12 horas después de la exposición, e incluyen escalofríos, sed, fiebre, dolores musculares, dolor del pecho, tos, dificultad en respirar, cansancio, náusea y un sabor metálico en la boca. 
​    El humo de la soldadura también puede irritar los ojos, nariz, pecho y tracto respiratorio y causar tos, dificultad en respirar, falta de aliento, bronquitis, edema pulmonar (líquido en los pulmones) y neumonitis (inflamación de los pulmones). Efectos gastrointestinales tales como náuseas, pérdida de apetito, vómitos, calambres y digestión lenta también han sido asociados con la soldadura.
 Efectos sobre la salud a largo plazo (crónico)
 Estudios han demostrado que los soldadores corren un riesgo aumentado de cáncer del pulmón y posiblemente cáncer de laringe y del tracto urinario. Estas investigaciones no son sorprendentes en vista de las grandes cantidades de sustancias tóxicas en el humo de la soldadura incluyendo los agentes carcinógenos tales como el cadmio, níquel, berilio, cromo y arsénico. 

Los soldadores también pueden experimentar una variedad de problemas respiratorios crónicos, incluyendo bronquitis, asma, neumonía, enfisema, neumoconiosis (se refiere a enfermedades relacionadas al polvo), capacidad disminuida de los pulmones, silicosis (causado por exposición al sílice) y siderosis (una enfermedad causada por polvo de óxido de hierro en los pulmones).

Prevención de riesgos de humos
     Antes de comenzar un trabajo de soldadura, es importante identificar los peligros de ese trabajo en particular. Éstos dependerán del tipo de soldadura, los materiales (metales bases, revestimientos, electrodos) y las condiciones ambientales (al aire libre o en un espacio reducido, por ejemplo). 

     Después de identificar el peligro deben implementarse controles apropiados, usando ventilación para sacar vapores y gases perjudiciales. En este caso, la ventilación de escape local, que saca vapores y gases en el punto de origen, es el método más eficaz. Esto se puede hacer con un recinto parcial, tal como una mesa de trabajo ventilada, o con campanas ubicadas tan cerca como sea posible al punto de soldar. Los sistemas de ventilación deben limpiarse y mantenerse con frecuencia. La ventilación global puede ayudar en complementar a la ventilación de escape local.


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