jueves, 17 de septiembre de 2015

Barnices y lacas para metales


       El metal es uno de los materiales más utilizados en el bricolaje y la construcción. Es bastante duradero, pero tiene el inconveniente de que, la mayoría de las veces, termina oxidándose y estropeándose.

     Cuando algo se oxida pierde su función, por lo que en cuánto vemos que una pieza de metal se estropea lo mejor es restaurarla lo más rápido posible. Con una serie de cuidados conseguiremos que el metal vuelva a brillar como el primer día.

       Lo primero que tenemos que hacer es eliminar la capa de óxido. Si la pieza es de hierro, utilizaremos directamente un destructor de óxido de hierro. En caso de que se trate de cualquier otro metal (bronce, latón, cobre…), recurriremos simplemente a un desoxidante. Debemos aplicar cualquiera de estos dos productos con un pincel, dejamos actuar y limpiamos la pieza con agua hasta que quede limpia. Por último, repasamos la pieza con una lana de acero fina y secamos bien con un trapo para evitar que vuelva a oxidarse.

     El siguiente paso consiste en pulir la pieza para conseguir que vuelva a brillar como al principio. Con ayuda de una muñequilla de algodón debemos aplicar un pulidor abrillantador a base de movimientos circulares hasta que la pieza quede brillante. Una vez que se seque abrillantamos la pieza con un trapo.

      Por último, debemos barnizar la pieza de metal con un barniz específico para metales. Si escogemos un barniz en spray, tendremos que aplicarlo en forma de franjas estrechas, a 25 centímetros del objeto de metal y en varias capas, para evitar que se formen gotas de barniz. En caso de que apliquemos el barniz con ayuda de un pincel, debemos dejar pasar ocho horas antes de dar una segunda mano e incluso tres.





        Rejas, candelabros, lámparas, patas de muebles, perillas o cualquier objeto metálico pueden ser barnizados con un barniz o laca especial para este tipo de materiales, el cual creará una película protectora, evitando la corrosión pero manteniendo a la vista el aspecto metálico que tuviesen los objetos tratados.
       Esto se debe a que los barnices para metales son incoloros y de acabado mate , satinado o brillante. Esta es una muy buena posibilidad para la protección de piezas metálicas del óxido. Incluso hay barnices que se pueden aplicar sobre superficies oxidadas, sin dejar que se deterioren aún más, pero mantenido la textura e intacta la rusticidad.
      El barniz para metales no se puede reemplazar por barniz para maderas. Generalmente éste último amarillea y se descascara sobre superficies metálicas, además contiene aceites exclusivos para la protección de la madera. 



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