La soldadura por puntos es un método de soldadura por
resistencia que se basa en presión y temperatura, en el que
se calienta una parte de las piezas a soldar por corriente eléctrica a temperaturas próximas a la fusión y se ejerce una
presión entre las mismas. Generalmente se destina a la soldadura de chapas o láminas metálicas, aplicable
normalmente entre 0,5mm y 3mm de espesor.
El soldeo por puntos es el más difícil y complicado de los
procedimientos de soldadura por resistencia. Los materiales bases se deben
disponer solapados entre electrodos, que se
encargan de aplicar secuencialmente la presión y la corriente correspondiente
al ciclo produciendo uno o varios puntos de soldadura.
Características del proceso
Se considera un proceso en el cual
los electrodos utilizados no son consumibles, además no se necesita material de
aporte para que se produzca la unión entre las dos piezas, se considera un tipo
de soldadura rápida, limpia y fuerte.
El material utilizado de los
electrodos es una aleación de cobre con Cd, Cr, Be, W con objeto de que
presente una baja resistencia y una elevada oposición a la deformación bajo una
presión.
También este tipo de soldadura
necesita de un transformador donde
la bobina secundaria suministra un voltaje a los electrodos de 1V a 10V y una
gran corriente, debido a que generalmente la resistencia de las piezas a soldar
es muy baja por tanto la corriente que debe pasar por la zona a soldar debe de
ser del orden de los 500 amperios.
El principio de funcionamiento de
este proceso consiste en hacer pasar una corriente eléctrica de gran intensidad
a través de los metales que se van a unir.
Aprovechando esta energía y con una
determinada presión se logra la unión. Solamente se obtienen soldaduras
uniformes si las chapas a soldar están limpias, los óxidos superficiales son
causa de variaciones en el tamaño y resistencia de los puntos de soldadura.
Esto es especialmente cierto en el aluminio. La
presencia de óxidos o suciedad puede aumentar diez veces o más la resistencia
total entre los puntos de los electrodos. La soldadura por resistencia es
aplicable a casi todos los metales, excepto, zinc y plomo.
Metales soldables
La soldabilidad de los metales y
aleaciones depende de su resistencia eléctrica. De acuerdo con este criterio,
los diversos materiales pueden agruparse en dos tipos:
De elevada resistencia eléctrica y
baja conductividad térmica, como los aceros, que se sueldan con intensidades
relativamente pequeñas y tiempos de paso largos.
De baja resistividad eléctrica y
elevada conductividad térmica, tales como el aluminio y sus aleaciones y las
aleaciones de cobre que se sueldan con altas intensidades y tiempos muy cortos.
Los aceros suaves se sueldan fácilmente,
al igual que los de bajo contenido en elementos especiales. Los aceros de
temple son soldables, pero precisan un recocido después
de soldar debido a que por el rápido enfriamiento la soldadura se vuelve
frágil. Este recocido se realiza automáticamente en algunas máquinas de soldar.
Los aceros inoxidables al cromo-níquel se
sueldan muy bien con una corriente moderada, fuerte presión y un tiempo de
soldadura corto y preciso. El níquel y sus aleaciones se sueldan fácilmente con
una intensidad muy elevada.
El aluminio, el magnesio y sus
aleaciones pueden soldarse a condición de que se emplee una corriente muy
intensa durante un tiempo muy corto y se controle rigurosamente la cantidad de
energía suministrada.
El latón se
suelda más fácilmente que el aluminio aplicando una corriente elevada durante
un tiempo corto. El zinc y sus
aleaciones son delicadas de soldar por su baja temperatura de fusión. El cobre es imposible de soldar con
cobre. En mejor de los casos, la soldadura es muy mala. Las aleaciones rojas y
los bronces fósforos se sueldan mejor.
Los metales y las aleaciones de
distinta naturaleza son soldables por puntos si forman una aleación y sus temperaturas
de fusión no son muy diferentes.
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