Una exposición de Jorge Oteiza, uno de los
escultores más relevantes del siglo XX, radical y visionario, muestra el
proceso de investigación experimental de este artista y su concepto del
"ser estético" y del “arte para el hombre", a partir de hoy
en el Museo Salvador Victoria.
La exposición, titulada
"Oteiza. El ser estético", ofrece 37 obras, 6 esculturas y 31 dibujos
de siete "familias" relacionados con cada una de las piezas, fechadas
todas en los años más fructíferos de este artista, entre 1950 y 1958.
Permite apreciar la evolución del proceso experimental de Oteiza, desde sus
esculturas figurativas a la abstracción y la creación del vacío en sus cajas y
esferas.
Oteiza es un artista puente entre
el periodo de las vanguardias y la generación de la posguerra, y alcanza su
influencia en sectores artísticos, culturales y políticos. Se mantuvo distante
y crítico con los reconocimientos oficiales, siempre manteniendo su particular
posición iconoclasta en lo ideológico y político.
Las creaciones escultóricas de
Oteiza, en su mayoría diseños de formato reducido, han extendido su presencia
en fechas recientes mediante la elaboración de réplicas a tamaño monumental,
que han suscitado opiniones contrapuestas ya que algunos entendidos consideran
que el cambio de escala altera la concepción del artista.
En 1992 donó su legado al pueblo
de Navarra. Tras su muerte, en primavera de 2003,
abrió sus puertas al público la Fundación Jorge Oteiza, en
la localidad de Navarra de Alzuza,
ocupando lo que fue su casa y taller.
Las obras proceden de la
Fundacion Museo Jorge Oteiza de Alzuza (Navarra), que dirige Gregorio Díaz
Ereño, y es fruto de la colaboración de ambas instituciones y de sus directores
y la viuda del pintor Salvador Victoria Marie Claire Decay, para ofrecer la
primera exposición del artista vasco en Teruel.
Los dibujos y collages son
bocetos y documentos con anotaciones y observaciones de Oteiza en su
investigación estética sobre la luz y un lenguaje espacial nuevo, que luego
tomarían forma como esculturas.
El concepto de "ser
estético" de Oteiza está presente con fuerza en esta exposición:
"Quiero remitificar y sacralizar los espacios vacíos para que sirvan de
trascendencia, de protección estética y religiosa del hombre, que se apoye en
estos espacios trascendentes de naturaleza estética", escribió el
escultor,
La exposición comienza con una
obra de 1950, "Figura para regreso de la muerte", de la que los
dibujos muestran el vaciado de la figura humana, que Oteiza aplicó a una de sus
obras emblemáticas, el friso de los apóstoles de la fachada de la Basílica de
Arantzazu, en Oñate (Guipuzcoa), un proyecto del arquitecto Saenz de Oiza, en
el que también colaboran artistas como Chillida, Lucio Muñoz y el propio
Salvador Victoria
Destaca en la exposición el
bronce "Cabeza de Apóstol", de 1953, cuya instalación en el friso de
la basílica tuvo que esperar hasta 1968, debido al rechazo de la Iglesia.